Como ya se menciona en el apartado Vida de esta web, desde muy joven demostró una habilidad innata para el comercio de distintos artículos. Esa temprana inclinación por las ventas se consolidó durante su estancia en Buenos Aires, donde en menos de dos años logró destacar en su primer empleo remunerado gracias a su simpatía, cortesía y educación. En 1909 ya había pasado de cadete a vendedor, mostrando un notable instinto social y una gran capacidad para entender al público, captar sus gustos y ofrecerles lo que necesitaban en el momento oportuno.
Comenzó ganando 30 pesos y fue ascendiendo hasta alcanzar un salario de 150 pesos. Luego aceptó un trabajo en Rosario con un sueldo de 300 pesos, que después aumentó a 500, pero no se sintió realizado y decidió volver a Buenos Aires. Conservó su habitación en un conventillo y, aunque le costó encontrar empleo, logró trabajar en una tintorería por solo 80 pesos. Sin embargo, siguió buscando oportunidades, vendiendo productos por su cuenta, incluso importando champán.
Finalmente, logró ingresar en una reconocida casa comercial de la capital, donde su talento le permitió ascender con rapidez hasta ocupar el puesto de segundo jefe del Departamento de Bazar y Menaje. Sin embargo, un día fue despedido sin previo aviso ni explicación por parte del gerente. Aquella injusticia, lejos de desanimarlo, se convertiría con el tiempo en el punto de inflexión que marcaría su futuro éxito.
Tras perder su empleo en una conocida tienda de la calle Florida y con una familia ya formada, decidió emprender por su cuenta. En 1913 compró un pequeño negocio en San Juan y Lima por siete mil pesos, pagando una parte al contado y el resto en cuotas. Para reunir el dinero, incluso empeñó objetos personales como su reloj y gemelos.
Desde el primer día aplicó su instinto comercial: reorganizó el local, colocó precios visibles y usó técnicas llamativas de promoción. La estrategia funcionó, el público empezó a llegar en masa, y las ventas se dispararon. Tanto, que tuvo que pedir al antiguo dueño que le prestara empleados para poder atender a los clientes.
En poco tiempo, vendió toda la mercadería, incluso aquella considerada invendible, y recuperó casi toda la inversión inicial. Renombró el negocio como “Mundial Bazar” y, tras año y medio, lo vendió con beneficios. Luego se asoció con su antiguo jefe, pero al poco tiempo decidió volver a trabajar por su cuenta.
El 13 de mayo de 1915, fundó el "Bazar Dos Mundos” en la calle Corrientes, dando inicio a una empresa comercial que marcaría su trayectoria. El nombre del negocio hacía referencia a los dos mundos unidos, España y Argentina.
En sus establecimientos siempre se cumplia con la ley y con los años, mejoró las condiciones de sus trabajadores con descanso dominical, aumento de salarios, jornadas de 8 horas y vacaciones pagadas. El decía que:
"Cuando viera cualquier innovación, nadie le iba a ganar a tener el personal conforme"
Fuente: J.R.B. Sembrador de escuelas; Yderla Anzoátegui
También bajo el nombre de su comercio, fundó y dirigió una revista quincenal que defendía los intereses de la zona Once, un barrio donde tenía uno de sus comercios, explicando los problemas y la lucha de los trabajadores.
Su lema comercial era:
“Ganar poco, pero vender mucho!”
Fuente: J.R.B. Sembrador de escuelas; Yderla Anzoátegui
Comprar en Bazar Dos Mundos no era una simple transacción comercial, era una inversión en el bienestar común.
Durante los primeros 14 años (en 1929), su negocio se habia expandido a 19 sucursales bajo el nombre "Bazar Dos Mundos". Estas tiendas, estratégicamente ubicadas en barrios importantes y localidades cercanas, ofrecían una cercanía al cliente que rompía con el modelo de gran tienda centralizada. Algunas sucursales incluso superaban en tamaño e importancia a la casa matriz.
En aquella época José Roger Balet alcanzó una posición destacada tanto en el ámbito económico como en el social. No solo su negocio estaba en plena expansión, sino que además financiaba numerosas obras solidarias con recursos propios. Su crecimiento empresarial captaba la atención de la prensa, que valoraba también su aporte cultural y social.
En una entrevista, atribuía su éxito principalmente a la perseverancia y a una gestión prudente de los recursos. Afirmaba que ahorrar, aunque fuera una pequeña parte de los ingresos, podría marcar la diferencia a largo plazo, mientras que gastar más de lo que se gana es, en sus palabras, una barrera infranqueable para el progreso personal y económico.
En 1934, veinte años después de iniciar su actividad, el Bazar "Dos Mundos" contaba ya con 22 locales en la ciudad de Buenos Aires. Más allá de su expansión, su impacto se reflejó en la democratización del confort y la estética del hogar, permitiendo que incluso las familias con menos recursos accedieran a un entorno más agradable y elegante.
Además de las ventas al por menor, se centralizó su gestión administrativa y de distribución en un gran local en la calle Alsina, que también funcionaba como exposición para mayoristas, principalmente pequeños comerciantes que abastecían sus propios bazares. Muchos de ellos accedían a un sistema de crédito personalizado, que José Roger Balet otorgaba basándose en su percepción directa de los compradores.
La revista "Nuestro Comercio" destacaba este modelo como innovador: en lugar de atraer al público a un único gran establecimiento, Balet optó por acercar el bazar a cada barrio, aprovechando el poder de los negocios de cercanía. Su capacidad para realizar compras al por mayor le permitía ofrecer precios altamente competitivos en toda la ciudad. Asimismo, fue un firme defensor de la venta en formato feria y un importante comprador de productos nacionales.
En 1928 adquirió la casa R. Kelskamps (Alberto Aders y Cia), que era una de las principales firmas importadoras, por dos millones de pesos. Ese mismo año la red de sucursales alcanzaba ya a quince. Todas ellas colocadas con gran acierto en los principales barrios de la ciudad y en importantes pueblos suburbanos.
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Lata de especias Alberto Aders & CO (Holanda)
Cuchillo Alberto Aders y Cia (fabricado en Alemania)
Prismáticos Alberto Aders y Cia (Cuba)
El edificio más representativo del Bazar Dos Mundos se encontraba en Callao 312, esquina Sarmiento. Originalmente, este edificio albergaba la Casa Moussion, una tienda de modas femeninas al estilo parisino. Construido en 1912 por los arquitectos Emilio Huge y Vicente Colmegna, es un ejemplo destacado del estilo Art Nouveau en Buenos Aires.
Callao y Sarmiento, en plena construcción de Casa Moussion, luego Bazar Dos Mundos. Obra de los arquitectos Emilio Hugé y Vicente Colmegna
Factura Bazar dos Mundos
Cartel Bazar dos Mundos